“Mamá abrázame que así me duermo más rápido”. Esta fue la frase de una anoche de mi hijo de 10 años y que se suele acostar muy sobreestimulado los viernes pensando en sus partidos de deporte del fin de semana.

Mi hijo puede hablar, puede pedir ese abrazo relajante, manifestarlo sin necesidad de usar el llanto alarmante que sí necesita usar un bebé, y entonces nos dicen algunos que les dejemos llorar, que si no tienen hambre, ni pañal sucio, ni dolor, no necesitan más nada.

Y el abrazo? ese que necesitó mijo una anoche, ese que necesito yo cada noche antes de irme a dormir, ese que necesita el #papaleve antes de irse a dormir para sentir que cierra el capítulo del día en paz. Entonces eso no es una necesidad?

Yo puedo darte miles explicaciones como experta, puedo traer ciencia para tratar de darte razones lógicas.

Todo eso queda en segundo plano cuando pienso en el abrazo oportuno que cada una de nosotras necesita. Acaso merece la pena dejar pasar la oportunidad de abrazar a nuestros bebés, niños, adolescentes?.

Yo sé que puedes estás cansada y que quieres una solución mágica para que duerma toda la noche ya, pero el camino apenas empieza y es mejor entender desde hoy cómo va esto de la maduración del sueño de los bebés.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *