
Cuando estaba embarazada intentaba ver el futuro de Iker , no sé por qué las madres nos empeñamos en tratar de vivir antes de que las cosas sucedan, pero era una buena manera de proyectar un hijo sano, hermoso , de eliminar las dudas que surgen cuando estas en estado.
Pensaba que la primera noche de Iker fuera de casa sería para una fiesta con los panas, un nacional de natación ( como me tocó a mi) o uno de béisbol ( como le tocó a su papá); pero no, la primera noche de Iker fuera de casa fue ni más , ni menos que en la casa de su papá.

Era una decisión tomada para mi pequeño, yo seguía pensando que Iker estaba muy pequeño para hacer esa petición, así que típica mamá le dije esa noche : ajá ok, mañana.
Hablé con su papá y me comentó que el también estaba listo y deseaba dar ese paso, así que procedí a preparar su bolso con todo lo necesario. Ese día ( el jueves) lo busqué súper temprano en la guardería para jugar con él un rato y se lo entregué a su papá después.
Me movía el corazón pensar que así será la vida de mi hijo, un fin de semana conmigo, otro allá con su papá, vacaciones divididas, en fin la vida entre dos casas, dos costumbres diferentes , dos maneras tan diferentes de ver la vida que no pudieron conciliarla como para poder vivirla juntos. Me culpé por no haber elegido mejor, pero me felicité por hacerlo ahora lo mejor posible, tanto que a su corta edad mi hijo decide, sin culpas y sin miedos.
La noche para ellos transcurrió tranquila , Iker se durmió tarde, su padre le preguntó si quería verme y él le dijo que sí. Le preguntó si quería venir a mi casa, a lo que Iker respondió no. Él lo tenía claro, querer verme , siempre lo haría, pero esa noche era de él y de su papá.
Yo pensé que me pasaría la noche llorando, es cierto que sentía la casa sola y vacía, me sentía sola y vacía; pero el tiempo me rindió el triple de lo que normalmente me alcanza, por fin después de dos años dormí 7 horas continuas sin pensar en que alguien depende de mi. Francamente caí como muerta, mi cuerpo reclamaba descanso real.
Iker y yo nos encontramos nuevamente a las 6 de la mañana , nos abrazamos fuerte y luego el me contó -según su lenguaje le permitía- toda su experiencia . Fuimos felices los tres . Aunque creo que todo ha pasado muy rápido.