
“Me siento culpable de no haberme informado antes sobre la lactancia», me comentó una madre en su segunda consulta del plan de relactancia. Comenzamos a analizar qué tan importante es quitarle sitio de honor a la culpa cuando nos lleva solamente a juzgarnos sin medida en lugar de dirigirnos hacia el camino de la evolución.
Si la culpa nos permitiera retroceder el tiempo y hacer las cosas mejor sería un gran aliado de la maternidad, pero NO, la culpa para lo único que sirve es para que te califiques y te latiguees día y noche restándote energía que deberías estar usando en atender eso que te hace culpable.
No sirve de nada ponerte la mano en el pecho y decir “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa” cómo si hubieses cometido un pecado, cuando en realidad lo que sí va a ayudarte es aprender de las consecuencias directas y avanzar.
Yo también he sentido culpa en mi maternidad: Cuando pensaba que no le daba una familia a Iker al haberme separado embarazada, sin saber que 6 años después volveríamos a serlo.
Cuando me fui a trabajar fuera de casa a pesar de que quería volver a hablar con adultos y sentirme “productiva”. Cómo si criar fuera poco.
Tantas veces más me he sentido culpable que no me queda otra que repetirme esta pregunta: la culpa soluciona tu problema? Puedes devolver el tiempo por sentir culpa? La respuesta siempre es NO. Entonces allí comienza la acción.
Y a ti, que te hace sentir culpa
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