Con un acento absolutamente porteño y en el marco de decenas de frases contundentes el coach Fernando Sáenz Ford preguntó al público que estaba en la @ucssigo, «sabén que es lo contrario a la necesidad de tener el control»? Y la mayoría en la sala murmuraba como si fuese algo obvio «el descontrol», y no !! La respuesta es la desconfianza. Inmediatamente volteé a ver la cara de dos amigas que me ha regalado la maternidad y les dije, eso es lo que pasa con la lactancia materna.

Es tan poca la confianza en ella, solamente por la ignorancia absoluta que hay del proceso, que la quieren controlar . ¿Cómo? Tratando de medir con un sacaleche cuánto sale de los pechos, pero más que eso, cuánto consume el bebé por toma o para cuantificar y después calificar a mamá.
Poniéndole cantidad de onzas por kilos o por edades a bebés que no son fabricados en serie y con son un vínculo único de la tríada madre-padre-hijo. Queriendo decir cuántas horas promedio «debe» dormir un bebé para estar sano y para que mamá sepa que está «bien alimentado».

Pero como la lactancia y los bebés son volátiles, cambiantes y emocionales, entonces ese control no funciona y llega la necesidad dar ese «teterito» que permite aunque sea en 3 onzas que no significan nada si se compara con lo que el cuerpo de la madre ha dado en el día, solo para poder recuperar superficialmente confianza, mejor dicho la seguridad, a través del control.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *