Al mito de que después de los seis meses la leche materna no hace nada dígale Chao!.
La leche materna es un líquido vivo que madura al mismo tiempo que tu bebé, la conexión boca del bebé, succión del pecho, no solo sirve para que tu bebé se alimente, sino para enviarle señales a tu cerebro sobre las necesidades nutricionales de tu hijo.

Por ejemplo, si un bebé nace prematuro, el calostro será mucho más grasoso, para que el bebé aumente rápidamente de peso. El calostro, esa sustancia amarillenta que casi nunca vemos y tememos que no sea suficiente, es concentrada y perfecta para esos primeros días en que el estómago del bebé es del tamaño de una aceituna.

La leche de transición, que es la blanca que baja después del calostro, viene con todo lo necesario para ese primer mes en que la mayoría de los bebés pierden peso y a la par, va cambiando su composición incluso en cada toma, para satisfacer las necesidades de tu hijo. De allí la importancia de no saltar tomas, no llenar los bebés con agua y de evitar las fórmulas que son un alimento hecho en serie y no de forma personalizada como es tu leche materna.

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